Fannydades ~ Blogzine mensual

Sobre lo intrascendente

Bajo la espada, contra la pared

Un relato personal de la guerra desde Israel

Hace ya días que no se escuchan los vecinos del apartamento de al lado. Tampoco es que hicieran mucho ruido, pero se oía cuando tocaban la puerta al regresar del trabajo uno tras otro. Curioso que no todos tuvieran la llave, me decía. Eran alrededor de diez en un apartamento, no sé de qué tamaño, pero no creo que necesitaran mucho más. Solían trabajar de sol a sol, como decían en mi pueblo, y el viernes se iban a sus casas, al otro lado del muro.

Un día en el pasillo común había manchas que venían de su apartamento y les pedí si podían limpiarlas. Discretamente, limpiaron no solo el pasillo sino también las escaleras, y al día siguiente uno de ellos me preguntó si todo estaba bien. «Mejor que bien, perfecto», le contesté. Él sonrió satisfecho.

Sé que se iban a sus casas los viernes porque varias veces los vi salir con sus morrales y una vez el que se había hecho cargo del lavado de las escaleras me deseó Shabat Shalom. No los he vuelto a ver. Me imagino que no van a volver. ¿Quién sabe?

Últimamente procuro fijarme en el afuera, en esos pequeños detalles que comienzan a formar parte del paisaje, que no son importantes pero tampoco resultan indiferentes. Por mucho tiempo me he dedicado a mirarme a mí misma. Hasta ahora me había parecido una actitud un tanto encomiable en una época en la que mirar hacia afuera es la regla social. ¿Pero qué sucede cuando mirar hacia adentro te ensimisma, cuando lo que debería ser introspección en verdad es ombliguismo?

Desde ese día en que las alarmas sonaron casi sin parar, he pensado en la fragilidad de nuestras rutinas (la fragilidad de la vida es harto conocida, no necesita mucha reflexión). En cómo puede desaparecer en un instante todo lo que hemos dado por sentado. El sonido de tseva adom (código rojo) nos mantuvo gran parte del día corriendo a los refugios o, en mi caso, a las escaleras, porque no hay tiempo. Como no suelo encender el teléfono los sábados, no sabía lo que estaba ocurriendo. Alguien nos contó a los vecinos aglomerados en nuestras escaleras refugio los pocos detalles que se conocían en ese momento. Parecía un invento atroz para impresionar almas hipersensibles como la mía. No lo era.

Hombres sin caras habían venido a perturbar la rutina mañanera de Shabat, en que nos concedemos unas pocas horas adicionales de sueño.

Y aun así la vida sigue, en esta tierra donde detenerse no es opción. Todo parece igual, en el mismo lugar, pero no es cierto. El obsesivo orden puertas adentro pretende contrarrestar el caos circundante. Esta vida aparentemente apacible que vivimos los ciudadanos de ciertos países es una suerte de somnífero. La vida de centros comerciales y consumo para acallar no sé qué voces continúa. Nos aferramos a las rutinas. Pero no mucho más allá hay gente que lo ha perdido todo. Los llevaron a hoteles de lujo, porque los turistas estarán lejos por un buen tiempo, pero no es una casa. «Una casa es el lugar donde está tu corazón», dicen. ¿Pero qué pasa cuando ya ni siquiera sabes dónde está tu corazón?

Hay que aferrarse a cualquier rastro de humanidad, aunque estemos tentados a dudar. Pienso. En mis vecinos y la rutina ajena que se vuelve nuestra, en un retazo de memoria que ya es una anécdota, en la escalera de refugio, en quienes lo han perdido todo, hasta lo más querido. Me siento culpable por no ser más neutral, por no lamentar las muertes del ‘otro lado’, por no hacerlas mías. ¿Es demasiado pedir dejarme llorar mis muertos?

No hay respuestas, solo preguntas y aún más preguntas.

Por Fanny Díaz

6 comentarios el “Bajo la espada, contra la pared

  1. Carmit Federman
    noviembre 1, 2023

    La lectura y la escritura también nos dan refugio. Cuídate mucho querida Fanny. Espero que nos vemos después la guerra. Un abrazo caliente.

    • Fanny Díaz
      noviembre 1, 2023

      Así es, querida Carmit. Es un gran refugio. Gracias por tu visita y por tu comentario. Siempre me inspiras para seguir. Nos vemos pronto. Que no dure mucho esto 🙏🏽

  2. Miglen Providencia
    noviembre 8, 2023

    Hola hermana de mi corazón, me alegra saber de ti a través de tus escritos… un abrazo inmenso y todo mi amor.
    Y con respecto a tu reflexión, me coloco en tus zapatos y lloro por tanto dolor desatado, por tanta crueldad premeditada contra unas almas inocentes y desprevenidas…
    Ningun conflicto es bueno… pero si bien es cierto siento empatia por gente inocente que ha muerto del otro lado… no dejo de saber y condenar a quien usa a su propio pueblo como escudo para salvarse. No merece ninguna clemencia…

    • Fanny Díaz
      noviembre 9, 2023

      Mi querida hermana, me llegaron tu abrazo inmenso y tu amor, que son correspondidos. Tus palabras y tu empatía me conmueven. Sabemos que en un conflicto así no hay ganadores. Todos perdemos. Pero hay límites y, como dices, la crueldad premeditada no puede tener lugar en este mundo. Gracias por la visita y el comentario. Valen mil para mí 💌

  3. F. Mino
    noviembre 8, 2023

    Solidaridad y cariño. Estamos contigo y con los tuyos. Esto también pasará. Cuídate. Mi mejor abrazo.

    • Fanny Díaz
      noviembre 9, 2023

      Mil gracias, F. Mino. Ya sabes lo que significan para mí tus palabras. Un gran abrazo. Gracias por tu visita y el comentario 🙏🏽🤗

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Esta entrada fue publicada en octubre 31, 2023 por en Actualidad y etiquetada con , , , , , , , .