Una ciudad es un lugar donde tienes que sentarte en las sillas todavía calientes. Caras y más caras, ojos que cuentan historias en lenguas extrañas. Olores y sonidos que vienen de no se sabe dónde.
No hay mejor lugar para estar sola que los bulevares llenos de vitrinas. Entre las calles interminables puedo perderme en mí misma. En la muchedumbre todo se vuelve más íntimo. Cada cosa conocida parece formar parte de la historia particular. De pronto la memoria se va convirtiendo en una sucesión de sensaciones que solo tienen sentido para uno. Esa emoción única del reconocimiento.
Fanny Díaz