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Sobre lo intrascendente

Atajos. Diario de París

parisfou1_fannydadesUna placa rezaba que allí solía sentarse Sartre y en un raptus de turística obediencia me senté en aquel café, ojalá que en la misma mesa donde el filósofo solía hacerlo. Tomé el café despacio y saqué mi libreta. No podía perder la oportunidad de escribir algo en el mismo lugar que, imaginé, lo hacía uno de los hombres que más dolores de cabeza me dio durante mi carrera universitaria.

Era ya una de mis últimas ‘paradas’. Al llegar a París mi amiga Ge me había aclarado que hay tantas maneras de conocer la ciudad como personas en el mundo, por supuesto sin despreciar la más convencional turística, pero que ella prefería una ‘particularmente introspectiva’. Traducido en términos prácticos esto quería decir que primero se explora la ciudad, luego se visitan los lugares ‘íntimamente significativos’ y al final los íconos culturales.

Entonces sacó de una gaveta un mapa de la ciudad de los que regala Galeries Lafayette y con un marcador comenzó a señalar los que ella estaba segura eran de personal interés para mí. Se aseguró también que comprara unos zapatos para caminar adecuados a París que sustituyeran mis ‘zapatillas americanas’, que –sospecho– me hacían lucir como una turista de poco glamour. Tenía apenas diez días, así que todo debía hacerse lo más rápida y meticulosamente posible.

El primer día caminé casi sin descansar, con la única sensación reconocible de estar pisando lugares que casi todos mis ídolos habían pisado. Nada logró impresionarme tanto como el hecho mismo de estar ahí. Parecía un sueño más. No lo era, yo estaba aquí, en la ciudad leyenda de Europa. ¿Por qué todos hemos soñado durante tanto tiempo con este viaje? Nunca he conocido un americano medianamente educado que no se haya pasado media vida planeando o soñando este rito de pasaje. Y cuando digo ‘americano’, no hago distinciones de puntos cardinales. Europa es la meca y yo estaba ahí. Un sueño se había convertido en presente, y en recuerdo mañana.

Parisfou_fannydadesEn Nueva York Dilan me había advertido que después de Manhattan todo parece una provincia, incluso París y Londres. Pero él era europeo y no podía entender el afanoso deseo americano de la ‘anciana patria’. Le resultaba extravagante la idea de que casi en todo corazón del nuevo mundo habitara aquella suerte de nostalgia originaria por un paraíso cultural nunca perdido.

La verdad es que la mayor parte de mi visita estuve caminando, sin entrar en ninguna parte. En el mapa en que mi amiga me había marcado su propuesta de itinerario, yo indicaba hasta donde había llegado, y al día siguiente continuaba la ruta.

Claro que me tomé la consabida foto en el Louvre al lado de la pirámide de Pei y además comprobé que la Mona Lisa es un cuadro diminuto rodeado de turistas japoneses, circunstancia que aproveché para colearme en otro grupo similar y tomarle una foto a la Venus de Milo. También visité el Pompidou, como cualquier amante del arte contemporáneo que se precie, l’Arc de Triomphe y hasta la Sacré Coeur, pero nada como caminar por la rue Chambon y mirar vitrinas. Para mí, hay pocas cosas tan placenteras. En los bulevares llenos de vitrinas suelo perderme en mí misma. La ilusión del consumo me parece la mejor burbuja de tiempo y más aún si se trata de objetos que probablemente jamás compraría.

El último día, luego de sentarme en el café de Sartre, me enfilé por fin hacia la torre Eiffel. La muchedumbre de turistas de todo el mundo me hizo reconsiderar la idea de apretujarme en lugar de sentarme en aquellos espléndidos jardines que la rodean. Sentada frente al símbolo de los sueños, me pregunté qué debería sentir de estar aquí. Apenas una cierta emoción de lo logrado, me contesté. Ni siquiera tuve ganas de subir. En verdad el deseo es deseo por lo que no se tiene. Por eso ahora recuerdo las caminatas a lo largo del faubourg y del río, Montmartre y el Quartier Latin, porque ese recuerdo es prueba de que los sueños pueden hacerse realidad una y otra y otra vez.

Fanny Díaz

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Esta entrada fue publicada en diciembre 15, 2014 por en Diarios y etiquetada con , , , , , .
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