Hay palabras que te traen sensaciones o que ejercen un extraño poder sobre las emociones, que despiertan alegrías o tristezas. Hay otras, en cambio, que no te dicen nada. Y hay tantas palabras que no conoces, o que has olvidado, palabras cuyo significado preciso ignoras o se te ha escapado de la memoria. Palabras en tu propia lengua, esa que has hablado con tus abuelos, padres y primeros amigos. Lengua materna la llaman, «primera que una persona aprende a hablar», porque las demás lenguas las has aprendido con esfuerzo y cada vez que quieres decir algo desde el alma te sale en tu primera lengua.

Hace mucho que tengo un cuaderno donde anoto palabras, especialmente aquellas que me cuesta recordar o que me causan curiosidad. Palabras excéntricas, como una insospechada alacridad, inimaginable, súbita, sin procrastinación, horrísona 🤭 O casi desaparecidas, como fundamento (que no fundamentalismo, que cada día tiene más uso).

Sé que ya no se escucha la expresión «no tiene fundamento». Pensándolo bien, hace ya mucho que no se usa. Lo sé porque recuerdo que solo se la he escuchado a algunas de mis tías mayores y tal vez a mi abuela. Aun así, todavía aparece en el diccionario. Uno de estos días la usé, porque si aparece en el diccionario por algo será, me dije. Una amiga que sí sabe de la lengua viva aclaró: «Como decían antes».

La expresión «como decían antes» también es curiosa, porque si en este momento alguien la está diciendo ya no es «antes». Por eso me gustan esas frases, porque el decirlas las salva del olvido.

Fundamento. Un cimiento, una base, un soporte. Por eso un niño que no tiene fundamento, como aclara el DLE, es una persona que no tiene seriedad ni formalidad. Ejemplo extraño, porque no se supone que un niño sea serio o formal. Se me hace que alguien sin fundamento es el veleta, el irresponsable, el que no tiene principios ni asideros. Uno escucha esta expresión y recuerda la voz de una abuela quejándose de que la gente de antes sí tenía palabra.

Cuando has estado mucho tiempo lejos de un lugar donde tu lengua materna es el idioma de todos los días, las palabras comienzan a tener su propia textura. Cada una parece mostrar el «orden de sus hilos». Hay veces en que una palabra que no has oído en mucho tiempo (¡y cuántas palabras así en tanto tiempo!) salta a la memoria (¿o será mejor decir «salta de la memoria«?) y toma cuerpo ante tus ojos. De pronto recuerdas alguna frase, algún uso particular, alguna cara que va exactamente con esa palabra.

Entonces recuerdas que la palabra, esa «Unidad lingüística, dotada generalmente de significado», seguirá siendo tu primer amor. Cualquier excusa es buena.

Fanny Díaz

"La patria del escritor no creo que sea la lengua, sino el lenguaje".
Jor Semprún

4 respuestas a “Palabras, palabrotas, palabrejas”

  1. Querida Fanny:

    Es interesante tu reflexión sobre el lenguaje. Mi experiencia es que, a diferencia de otros idiomas que aprendemos, nunca olvidamos nuestra lengua materna incluso si nos mudamos a otro país y no la hablamos durante mucho tiempo.

    Cuídate, Abrazos, Carmit

    1. Querida Carmit: siempre me siento muy honrada cuando me visitas y dejas un comentario. De acuerdo, creo que uno nunca olvida su lengua materna. Como digo, la mayoría de las cosas del alma salen en esa lengua. Sí creo, sin embargo, que olvidas palabras, pero sobre todo, que no estás en contacto con la lengua viva.
      Cuídate tú también. Abrazos 💌

  2. En esencia, es una reflexión sencilla y hermosa sobre la memoria que habita en el lenguaje y sobre el cariño que sentimos por las palabras que nos formaron.

    Abrazos.

    1. Así es, Lincol. ¡Totalmente! Y uno puede sentirlo en la piel cuando ha vivido mucho tiempo fuera de su tierra y de su idioma. El blog, y los comentarios en mi lengua, me ayudan a seguir conectada a mis raíces. Gracias de nuevo 🙏🏽

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